lunes, 1 de febrero de 2010

Hasta pronto Barcelona. Bye bye occidente

Si se mira desde el parque Güell, Barcelona es una ciudad tranquila.

Y desde dentro no es que sea estresante, pero una vez te sumerges, la vida aquí te puede invitar a muchas decisiones. Aquí hemos vivido Antonio y yo una cantidad impagable de experiencias, ha habido tiempo para todo. Hemos salido, hemos bailado, hemos hecho buenos amigos, hemos ido al teatro, a muchos conciertos, sobre todo de La Mala y de Fangoria. Desde aquí hemos viajado, hemos aprendido mil cosas, hemos trabajado, yo hasta he cambiado de profesión, hemos sido catetos, normales, modernos, otra vez normales, extranjeros, autóctonos, visitantes y anfitriones, nos hemos divertido mucho y no tanto, hemos ido a muchos restaurantes y a bastantes Bar Manolo, museos, cines, paseos, lluvias y días de playa, calores sofocantes y fríos de pelar, metros y tranvías, de vanguardia y con encanto, hemos sufrido obras públicas y vecinales, carriles bici en eterno proyecto, victorias del Barça (más sufre la fuente de Canaletas) y victorias de la selección… en fin.

A Barcelona se le ha encasquetado el sambenito de Cosmopolita pero a mí me gusta por muchas más cosas (muy recomendable y emocionante una diada castellera), esas paradójicamente las hemos descubierto con el tiempo. Ahora, y a pesar de estar aquí de lo más adaptados y cómodos tenemos que irnos, habíamos decidido poner un límite a nuestra experiencia en Barcelona y aunque no cerramos la puerta a una vuelta a esta casa y no nos vamos huyendo de ella, ha llegado el momento de marchar. Ahora ya todos sabéis que nos vamos de viaje, pero para mí ha sido como irme de casa para siempre, estoy un poco aturdido, se me pasará. En el fondo siento que me va a venir bien tomarme un tiempo después de siete años aquí, como si necesitara algo de perspectiva para saber qué relación tengo con esta ciudad. Después la querré más todavía, siempre me pasa pero, por ahora, hasta pronto Barcelona.

Ahora nos vamos y a estas alturas a nadie se le ocurre buscar una justificación para hacer un viaje de vuelta al mundo, se hace para disfrutar y punto, pero a muchos nos puede apetecer buscarle un sentido, marcar un objetivo, fijar una búsqueda, en el fondo las cosas se hacen por algo. Evidentemente no hacemos el viaje por irnos de Barcelona, ella no tiene “la culpa”, pero sí que representa con matrícula de honor el mundo que ya conozco y del cual estoy tan contento de ser nativo. Barcelona es muy occidental, muy mediterránea y muy manola, europea y del sur. Por eso dejar Barcelona y dejar Occidente me resultan ahora la misma cosa. Y dejar occidente si va a ser un ejercicio buscado de renovación, una verdadera toma de perspectiva, un cambio de esquemas, traqueteo voluntario de la ética y la estética, puesta a punto de prejuicios y dilemas, refresco, apertura, masaje de meninges, lavado y centrifugado de las certezas que nos dieron a asimilar desde punto y hora que nuestra retina recibió la primera señal. Hoy creo que quiero ir hacia oriente porque no le conozco. Quiero salir de casa, quiero dejar occidente. En el fondo siento que me va a venir bien tomarme un tiempo después de treinta y cuatro años aquí, como si necesitara algo de perspectiva para saber qué relación tengo con este lado del mundo. Después le querré más todavía, siempre me pasa pero, por ahora, bye bye occidente.

Andrés

4 comentarios:

  1. Te he oido hablara a veces de este viaje, y siempre pensé que lo harías, seguro que este es el momento. HASta hoy no me he podido meter en vuestro blog y lo he hecho hoy, lunes, al llegar temprano a mi oficina serrana que a pesar del entorno, entre estas paredes hay el mismo estrés que en NY. Gracias por dejarnos compartir esta experiencia y dejar esta ventana abierta para sentiros.( que bonito ma quedao, aaa y en la presa teneis un cuarto "temporal jejeje"pa la vuelta si lo necesitais.UN beso fuerte y "que bonito escribes miarma"
    Viki

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  2. Hola soy Oscar. Ahora me meto en vuestro blog. ¡Que bonita forma de despedirse de Barcelona y de Occidente! Yo conservo una parte vuestra, en forma de mesa y de mesilla de noche, y unos años de voluntariado con Antonio muy chulos. ¡Estamo en contacto por aquí !

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  3. Acabo de empezar a leerlos. Tu despedida-punto de partida es como cuando dices que alguien dice las cosas exactamente igual que tú las dirías.Te reconozco y me reconozco. A pesar de años sin vernos. Quizás por el mismo hecho de que cuando que en este tiempo he hablado de tí , siempre he dicho que eras/has sido/eres uno de mis grandes amigos de los grandes.

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  4. Lo de "aquí hemos sido catetos, normales, modernos, otra vez normales", y "traqueteo voluntario de la ética y la estética" creo que es uno de mis rasgos de personalidad. ¿Eso hay que mirárselo?

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