lunes, 22 de marzo de 2010

Como dos maharajás: Jaisalmer, Jodhpur y Udaipur

Y nunca mejor dicho amigos, lo estamos pasando de dulce y estamos viendo sitios preciosos.



En Jaisalmer tuvimos el acierto de irnos a un hotel con piscina, a mediodía hace una calor que pa qué.

Todo es muy de guiris, claro, pero qué le vamos a hacer, si no hemos salido aún del Rajastán, un estado con un pasado lleno de familias de rajás, maharajás y maharanás muy poderosos que construían ciudades preciosas en lo alto de una piedra si es que así lo mandaba una profecía. Este es el caso de Jaisalmer, la ciudad dorada, que está en un monte elevado unos 80 metros sobre un secarral que da calor sólo de mirarlo, y que fue construida aquí porque lo dijo alguien que sería santo o un dios y había que cumplirlo. Tienen un fuerte precioso, uno de los más grandes habitados que hay en el mundo, gran parte de la población vive dentro del fuerte, es alucinante, aunque da un poco de penita porque la roca arenisca con la que está construido se está deshaciendo con la humedad.



Al estar fundada en el siglo XII en mitad del desierto no se pensó en el drenaje de agua, aquí llueve poquísimo y en aquel entonces la población reutilizaba y aprovechaba hasta la última gota. Hoy tienen agua corriente y un montón de hoteles y aunque están trabajando para solucionar el problema la población no parece muy sensible. Aquí están más preocupados, y lo entiendo, de poner en marcha esta gran industria de los turistas que es una bendición para una ciudad sin muchos recursos agrícolas ni ganaderos y sin más industria que la extracción de esa roca arenisca dorada con la que solían tallar estos balcones tan bonitos. A mi me encanta el alerón curvo que le hacían a las ventanas. Todavía hoy hay algunos tallistas porque se siguen haciendo casa con alguna que otra filigana.



Precisamente aquí en Jaisalmer hemos hecho la actividad más guiri por ahora, el “Camel Safari”. Resumiendo fueron dos días de un calor de morirse montando en camello a ratos cortos pa que no nos diera una lipotimia ni a Antonio le petara el hueso cuqui. Íbamos los dos solos con el guía Bilal, que iba andando con sus chanclas de dedito, pero él bien, con su turbante y su blusón, también nos cocinó y nos contó alguna historia. Pero sobre todo nos estuvo comiendo la oreja todo el rato para que le diéramos dinero; que si él ganaba poco, que si unos alemanes le dieron 500 rupias y una navaja suiza que si unas finlandesas un nokia y mil rupias, total, que nosotros no le regalamos nada y no le dimos nada, porque vamos con economía de guerra y además nos da mucha rabia que nos pidan las propinas, llamadnos agarrados si queréis. No obstante el señor Bilal no cejó en el intento y nos apareció al día siguiente en el hotel para pedirnos pasta, así que no tuvimos más remedio que endirgárselo al que nos vendió el safari al grito de “!que te dé el dinero ese que es el que nos dijo que todo estaba incluido¡” y los dos corriendo para la piscina que nos las pelábamos.





El caso es que a pesar del calor del sol y del calor que daba éste con la propina, nosotros lo pasamos divinamente, vimos una puesta de sol y un amanecer muy bonitos y una vía láctea… y una vía láctea. Quede dicho que dormimos al raso y que alguna serpiente anduvo merodeando cerca, pero no pasó nada. Bueno si pasó, que unos niños de una aldea cercana estuvieron un rato jugando con nosotros a deletrear palabras en inglés, entrañable.


Rastro de serpiente en la arena a dos metros de nosotros. Seguro que era una cobra.



Tras dejar Jaisalmer y hacer un trayecto de seis horas en un autobús de muerte, llegamos a Jodhpur, supuestamente la ciudad azul, pero no mucho, una escala técnica en la que solo estaremos un día para mañana salir hacia Udaipur. Se trata de un autobús estatal con cinco hileras de asientos en cada fila, imaginársemele, yo íba como una sardina entre Antonio y un señor no muy simpático, con el culo repegado al asiento de eskay y ni un asomo de reposacabezas, la temperatura media del trayecto de cincuenta y ocho grados sombra y la velocidad de veinticinco km hora, por todo ello y por llegar a las tres de la tarde decidimos refrescarnos y dormir un poco. Luego por la noche haremos un poco de colada, véase aquí el aprovechamiento de la cuerda y las pinzas donadas por Leni y Jordi, gracias amigos. Obsérvese también la decoración de la habitación, no tiene desperdicio.



En Jodhpur hemos dado un paseo de lo más agradable alrededor de unos cenotafios reales (un cenotafio es como una tumba pero en plan maharajá, a lo grande) y hemos disfrutado de bonitas vistas del fuerte de Jodhpur y una preciosa puesta de sol con camellos incluídos.







Al día siguiente salímos para Udaipur, esta vez en autobús privado, semideluxe y con asientos rechinables y todo, el problema es que el cafre del autobusero me parece que se jinca las pastillas de freno que da gloria y hemos tenido que parar dos veces para cambiar nosequé de una rueda, ha sido extenuante, lo que debía durar seis horas duró nueve horacias, vamos, que aquí no hay trayecto de autobús decente en esta época del año, se pasa calor y se tarda mucho ¡siempre!, según nuestra recogida de datos tres de tres, Ana ayúdame tú con la estadística, pero a mí me da que nos quedan bastantes kilómetros de culo cuadrado. Por suerte en Udaipur vamos a estar tres días y dará tiempo a recolocar las vértebras.

Esta ciudad, como todas las que hemos visitado hasta ahora, también tiene un pasado aristocrático, concretamente aquí gobernaban los Mewara, una familia muy humilde de maharanás que se decían descendientes del sol. El que no corre vuela.El palacio real es muy entretenido, con un montón de habitaciones curiosísimas llenas de cristalitos y cosas así en plan fantasía oriental a tuti plen, cientos de miniaturas increíbles y exposiciones de armas y demás. A mí me llaman mucho la atención los murales con que decoran las fachadas, es una pintura bastante sencilla pero muy alegre y simpática y las hay por toda la ciudad.



Pero la gran sorpresa que nos tenía reservada Udaipur llegó por la tarde, paseando nos encontramos con el festival Mewara en el que las mujeres salen a la calle con unas santitas o diosecitas sobre la cabeza para acercarse al lago y pasar allí un ratito en el ghat (escalinatas que bajan a los lagos para que la gente haga sus abluciones, que es como darse un bañito pero sin jabón, hay abluciones sagradas y abluciones de higiene matutina, vamos un enjualagón) ha sido muy bonito, sobre todo cuando las señoras bailaban en corro al son de un tambor que lleva un señor que las acompaña, hacen un baile muy delicado pero ágil y sensual. Desgraciadamente las fotos del baile no expresan nada así que tendréis que venir a verlo.



Las calles están engalanadas y hay una feria, los niños llevan globos y sonajeros artesanales y comen granizados caseros con siropes de colores, todo es muy vintage, la noria y el tiovivo no recuerdo haberlos visto en España ni al principio de los ochenta.

Os enseño también esta foto de una puesta de sol en Udaipur para acabar por ahora, muchos besos desde Rajastán, la próxima vez hablaremos de Gujarat, o no, claro.



Andres

Lo prometido es deuda

Tal y como anunciamos en Sevilla antes de partir, y especialmente a petición de la familia Pérez Pérez, he aquí el reportaje del cambio de look de Andrés, el cual le ha llevado a acentuar sus facciones indias al más puro estilo Bollywood (no se vale bajar la página corriendo para ver el resultado final).

Los antecedentes. Antes de comenzar el viaje pudimos convencer a Andrés de que lo más conveniente sería un pelado cortito, mucho más práctico para afrontar el calor así como para lidiar con los chorrillos de agua de baja presión de las duchas que de seguro íbamos a encontrarnos. Una vez dispuesto, el niño solicitó desprenderse de sus greñas en una buena peluquería occidental en Sevilla, donde nos sacarían por lo menos 30 euros por un trabajo del que seguo no quedaría del todo contento. El entendimiento con los peluqueros no es su fuerte. Por supuesto, yo no estaba dispuesto a pagar ese dinero por otro descontento más, y menos cuando en la India pagaríamos mucho menos por lo mismo. Finalmente en Jaipur, la ciudad rosa del Rajastán, el niño se hizo un Lavar, Cortar & Marcar en “Delux Hairdresser” por el módico precio de 50 Rs (rupias), que al euro salen como a unos 85 céntimos redondeando por arriba. ¡No digáis que no está bien la cosa! Con lo que nos hemos ahorrado pudimos pagar el sablazo del taxista sevillano que nos llevó al aeropuerto a las 5 am por tan sólo 27euros.

En la primera foto aparece Andrés con sus nada bien llevadas greñas, todo sea dicho. A la derecha aparece el artista peluquero hablando por el móvil. Aquí se mantiene todo lo tradicional, las cántaras de agua se llevan en la cabeza, el fuego de la cocina se hace con tortas de caca de vaca seca, se arreglan los matrimonios etc, pero de tecnología están a la última. Todo un mundo de contrastes que es de las cosas más curiosas del país.



Y antes de empezar la obra un buen lavado, también al más puro estilo tradicional: la cabeza pa lante, la jarrita de agua, y un secado que ni os cuento. Aquí están las fotos.




Y en la siguiente foto ya vemos al peluquero en marcha. Tenemos que decir que el estilismo final lo decidimos sobre la marcha, y ante todo coaccionados por la falta de entendimiento con el profesional dado su escaso nivel de inglés. Así, optamos por lo más práctico, buscamos un chico en la propia peluquería cuyo peinado nos agradó mínimamente y señalándolo con el dedo dijimos “like him please!” Como ya habréis podido observar en las fotos del Lavado & Secado, y en esta también, un hombre muy curioso al lado de Andrés estaba la mar de entretenido con nosotros, a juzgar porque no le quitó ojo de encima a Andrés en ningún momento. Este hombre no es que se estuviera haciendo una crestita al estilo discotequero occidental, sino que estaba tiñéndose con el que debía se el tono “001 Negro Negro”, tanto pelo como bigote. En la siguiente foto aparece una vista general de la peluquería que estaba completamente abierta a la calle.




Fijaos en la siguiente foto en la cara del compañero de Andrés. Pero lo que no tiene desperdicio es, en segundo plano, el cliente del cintillo ocre, que no es que se estuviera haciendo una mascarilla o un peeling facial, ¡estaba afeitándose! Debe ser que con lo barato que sale el afeitado, ya que uno se pone, merece la pena rasurarse toda la cara por unas pocas rupias más.



Mientas tanto y entre foto y foto, yo hablaba con el hermano del estilista de Andrés, también peluquero y que aparece en el centro de la foto. A la izquierda otro empleado más joven del mismo negocio.



Al final del proceso lo típico, espejito contra espejito para verse bien por delante y por detrás y un posado del artista y su obra. ¿Os gusta cómo ha quedado? Andrés dice que tiene montera, pero eso no es montera. Para los que no sepan a lo que me refiero, la montera surge cuando la relación “pelo alrededor de la cabeza / pelo arriba de la cabeza” aumenta considerablemente es decir, que se tiene más pelo por los lados y se tiende a clarear por arriba. Este es el fenómeno que yo padezco cuando me dejo de ir y no me rapo a tiempo. Pero vamos que no soy el único, hay muchos por ahí que parece que lo de la montera no va con ellos ¿cómo no la ven por Dios?




He de decir que Andrés conoce su pelo y se lo maneja mucho mejor que el propio peluquero, ahora se lo lava con pastilla de las manos y se hace unos peinados que le favorecen muchísimo. He aquí la prueba en la siguiente foto, un robado cuando lo encontramos meditando en un templo jainista de Jaisalmer. Una nota de cultura; el jainismo es una religión derivada del hinduismo que nació alrededor del siglo VI a.c. a la par que el budismo, la cual rechaza el sistema de castas y respeta la vida animal hasta los extremos más insospechados. Por supuesto sus fieles con estrictamente vegetarianos y los objetos de cuero están totalmente prohibidos en sus templos. En la foto, detrás de Andrés aparece la escultura de uno de los 24 tirthankaras o fundadores de la doctrina, cada templo jaimista de Jaisalmer está dedicado a uno de ellos, aunque la apariencia de todos es la misma o muy parecida.



Un beso a todos,

Antonio

sábado, 13 de marzo de 2010

Nuestra introduccion a la India (no tengo acento, lo siento)

Pues cuando me he ido a dar cuenta, ya ha pasado una semana de viaje, y todavía sin escribir nada en el blog. Esto lo pienso ahora, pero quizás en un par de meses sólo me de por escribir cada tres o cuatro semanas. Bueno me dejo de reflexiones que si no, acabo y no he contao na.

Como ya sabéis por Andrés hemos comenzado nuestro viaje en Delhi, ni nuevo ni viejo, sino Delhi, ya que actualmente la ciudad engloba ambas así como algunas ciudades más. El vuelo fue correcto, los horarios bastante decentes , las maletas aparecen por la cinta y la recogida y traslado al hotel que habíamos arreglado con los del propio Namaskar Hotel perfecta; si os alojáis alguna vez en este hotel , cuidado cuando al final el chófer que te recoge te pide la propina, ya que acabas de llegar y, como nosotros, lo normal es que le des una cantidad excesiva. La primera en la frente claro. Pero por mucho que hubiéramos previsto nuestra hora de llegada –muy temprano, 6 am, ya lo sabíamos- y aunque estábamos dispuestos a pagar el 50% del precio de una noche por ello, la habitación no estaba preparada. ¡Solución! “Anda, subiros a la azotea y os echáis allí un ratito hasta que todo esté listo. No os preocupéis que no os cobramos nada por esta noche…”. Gracias Manolo & Pepa por los sacos (ver foto), nos hicieron el apaño que no veas. (Intentaré ir agradeciendo poco a poco a todos los que habéis colaborado en el ajuar de este viaje, que sois muchos). Y mira que yo creía que el aislante era lo que menos íbamos a utilizar, ¡pues allí que lo estrenamos! Por supuesto cuando dejamos el hotel nos pidieron el dinero por la primera 1/2 noche y algo mas, vaya tela, y por ahi si que no pasamos (esto tampoco tiene acentos porque esta añadido a ultima hora).

Y las primeras impresiones de Delhi… pues aunque parezca duro y sobre todo, cateto por mi parte, es como una ciudad en ruinas, como si hubiera sido bombardeada y abandonada durante años… ¡solo que llena de gente hasta la bandera! Os explico. Las calles están llenas de polvo, escombros por to los laos, las vacas y sus cacas, las casas y las fachadas están derruidas, que digo yo que dentro vivirá la gente a pesar de cómo están, porque en algún lao se tendrán que meter 13 millones de personas... to la basura por medio, pero no en bolsas claro, a veces incluso en montones y ¡allí no pasa el camión, no! Allí la queman ahí mismo en medio de la calle. ¡Mamá, tendrás los vellos de punta querida! Pero bueno, también multitud de puestos ambulantes de comida preparada, fruta, mercados, un tráfico de locos con rickshaws a motor, rickshaws tirados por bicicletas, carromatos, coches, motos, personas andando por medio… vamos, un riesgo para la integridad física. Pero lo bueno es que a todo se acostumbra uno oye. En Delhi hemos visitado en un par de días el Fuerte Rojo (Lal Qila) y una mezquita al aire libre, la más grande de la India, Jama Masjid, hemos paseado por Old Delhi, Paharganj, Connaught Place. El resto lo hemos dejado para cuando, camino al Norte, pasemos inevitablemente por allí de nuevo. Al final le hemos cogido el gusto y todo a esta capital.


Y más tarde hemos estado en Jaipur, la capital de Rajastán. La verdad es que al igual que Delhi tiene un tráfico muy caótico y mucho ruido, pero en menor medida, así que vamos mejorando. Allí hemos visitado entre otras cosas el Jantar Mantar, un conjunto de instrumentos-monumentos para hacer medidas astronómicas que fue erigido por un maharajá en el siglo XVIII, el City Palace, donde reside el actual maharajá, la maharaní y la hija de ambos, y el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos, construido para que las mujeres del harem del maharajá pudieran asomarse a la calle por sus celosías y ver la vidilla y las procesiones eso sí, sin ser vistas por la gente de la calle. Este último el edificio más emblemático de la ciudad. Aunque en principio lo más atractivo y conocido es la fachada, merece mucho la pena visitarlo por dentro, ya que además de lo curioso de la distribución de las estancias, los pasillos, las escaleras y los balcones con celosías tiene unas vistas espectaculares de todo Jaipur y sus alrededores.

El último día lo habíamos reservado para visitar Amber, una ciudad a las afueras con varios palacios y fuertes, pero la indigestión, o más bien dicho la diarrea, -sí, he caído yo primero-, me impidieron salir del Hotel Aangan (ver foto). He de decir que Andrés me cuidó que no veas. Y a este respecto una nota que puede ser interesante para otros viajeros. En mi caso parecía ser una diarrea infecciosa y como no, después de haber preparado un “super-botiquín de vuelta al mundo” me automediciné. He de decir que consideré que la diarrea era infecciosa por la fiebre que me dio, y por otros detalles que no voy a contar aquí. ¿Me he autodiagnosticado bien amigas Anas? (Familia, no asustarse que ya estoy rey). Y bueno, sea acertado o no el diagnóstico, la verdad es que el tratamiento funcionó. Este consistió en la toma de un antibiótico que no se absorbe por el digestivo, Spiraxin (Rifaximina), con lo cual se puede tomar con muchas menos restricciones que el resto de antibióticos, combinado con paracetamol para bajar la fiebre. Si os digo la verdad la verdad, el tema baño y regularidad no lo tengo del todo dominado, pero el caso es que la fiebre me bajó de inmediato y las molestias gastrointestinales han desaparecido casi por completo en menos de dos días.


De hecho al día siguiente ya estábamos montados en un autobús que nos llevó a Pushkar, ciudad con un lago sagrado que es destino de peregrinación de miles de hindúes pero eso sí, en mayor proporción cuando el lago no está seco como ahora ¡vaya chasco! Ahora lo que más abundan son neo hippies a los que yo no sé qué les inspira para venir aquí con las rastas a escuchar reggae y recopilaciones de Café del Mar importadas ¿eh? A pesar de esto hemos aprovechado para visitar varios templos con sus singularidades, ya escribiremos más detenidamente de este tema en futuras entradas, y hemos ascendido a una montaña de las afueras que tiene en su cumbre un templo dedicado a la diosa Savitri. Allí hemos podido disfrutar de una puesta de sol espectacular, lo mejor hasta ahora en Pushkar, ciudad que no nos ha acabado de conquistar del todo.


¡Ahora partimos rumbo a Jaisalmer! Muchos besos a todos y gracias por seguir con nosotros!!

Antonio

miércoles, 10 de marzo de 2010

Primeros dias en Asia


Ante todo muchas gracias por haber seguido este blog de viaje aunque faltaba más de un mes y medio para salir de Sevilla cuando nos pusimos a escribir la primera vez, ahora ya es una realidad y llevamos unos diítas en Asia, hemos estado en Nueva Delhi y en Jaipur.

Interior de uno de los palacios del fuerte rojo en Delhi

En muchísimas ocasiones había oído hablar del choque que sentía uno al llegar a la capital de la India, del olor del país, o al menos de Delhi, y de lo sucio que está todo, de la polución, y es verdad, los hombres hacen pis en la calle y hay pequeñas hogueras donde queman basura humeando por todas partes, las vacas y sus cacas y una terrible cantidad de vehículos largando fiesta a tuti plen pero bueno, eso es lo que hay y además no es para tanto, hombre, desde luego hay que venir con el estómago un poquito alicatado, pero a pesar de todo esto estamos muy contentos, por ahora.


Fuerte Rojo de Delhi, luz cegadora, foto achicharrada.


Por si alguien tiene un poco de ganas de venir a India que no se deje asustar por los que ya han estado y te dicen como me dijeron a mí (“es que sales del aeropuerto en Delhi y te da una bofetá de peste que echa pa tras”) en fin. El caso es que no hay por qué quedarse en Delhi más de lo estrictamente necesario pero que si te quedas de todos modos Delhi tiene cosas preciosas para visitar y cosas muy divertidas para hacer.

Antonio en la Jami Masjid (mezquita de los viernes) en Jaipur.

Como por ejemplo subirse en esos taxis-triciclos-motocarros que se llaman rickshaw es super divertido, parece que te estás jugando la vida, pero en realidad como se la juega todo el mundo te relajas, así que es como montar en una atracción de feria, acuerdas el precio o incluso prepagas en unas casetitas y luego te llevan al sitio pasando por peligros y sustos cada minuto tipo pasaje del terror pero sin trampa y sin monstruos, solo con autobuses pasando demasiado cerca demasiado rápido y cosillas de esas. Esta mañana cogimos un rickshaw y el chófer se paró a mitad de camino a comprar unas bujías o bombillas o algo con llave inglesa. Como pa unas prisas. Recomendable una mascarilla o fularcito para los trayectos, ellos y ellas también lo hacen incluso van en moto con un pañuelo por la boca en plan bandolero porque te comes el humo de millones de escapes como los de los años setenta en España o peor, los rickshaw no tienen puertas ni ventanillas.

El trafico apretadisimo de Delhi y a cuerpo gentil

Interior del Rickshaw, vease carita de Antonio
en retrovisor que no usa ni pepito, aqui se conduce al toque de claxon


O por ejemplo, ir a comer también puede ser divertido, no hay muchos restaurantes que digamos, en según qué zonas tienes que buscar un poco, luego te dan la carta, echas a suerte, pides lo que sea y efectivamente pica y se come con pan tipo pita o similares de las mil variedades que tienen ellos, fácil. Estamos intentando escribir cómo se llama y qué es lo que pedimos cada vez pero por ahora no hay avances, lotería total. Por ahora lo que sí hemos aprendido es a comer con la derecha porque todo el mundo lo hace (se supone que la izquierda es la de refrescarse el popo y se come con la mano).

Lugareño normal comiendo en un restaurante normal

Estos señores dan agua a quien la pide, a nosotros
nos encantaria pero nos lo impide el miedo a pillar
unas amebas de la muerte

De todos modos no he sentido que sea super exótico lo que hemos visitado hasta ahora, hemos estado en Delhi y en Jaipur y están bastante acostumbradas al turismo, a mí esto me recuerda a Marrakesh en muchos aspectos.

Miento como un cosaco, esto es muy exotico a veces,
aqui un niño y su madre orgullosa, debe
ser algo asi como la primera comunion hindu


La verdad es que es precioso, tienen cantidad de palacios y templos con una arquitectura riquísima y bastante variada gracias al historión que tiene este país a sus espaldas, yo concretamente le estoy muy agradecido a la Historia de ese periodo colonial Inglés (Raj) porque sin su idioma este país sería de esquizofrenia.

Palacio de los vientos. Es una especie de balconada con
celosias para que las mujeres del Harem pudiesen ver
la calle sin ser vista (eso no eh!)


Os voy dejando que el ventilador del techo del ciber me tiene la cabeza loca.
Muchos besos
Andrés